Bajo su raída y parchada cobija tiritaba Artudita, la más pequeña de la familia.
Uglyfeo —el hermano mayor— se levantó a la una de la mañana para irse al trabajo. —¡Qué frío tan intenso! —murmuró mientras tendía su propia cobija sobre Artudita.
Ya con dos cobijas, Artudita tiritaba menos.
Gordofat —el siguiente hermano— se levantó a las dos de la mañana para irse al trabajo. —¡Qué frío tan intenso! —murmuró mientras tendía su propia cobija sobre Artudita.
Con tres cobijas, Artudita ya no tiritaba, pero aún sentía frío.
Flacothin —el siguiente hermano— se levantó a las tres de la mañana para irse al trabajo. —¡Qué frío tan intenso! —murmuró mientras tendía su propia cobija sobre Artudita.
Con cuatro cobijas, Artudita comenzó a sudar.
A las siete de la mañana se fue a trabajar el último de los hermanos de Artudita, tendiendo también su propia cobija sobre su hermanita.
Ya para entonces la pobre morrita sudaba copiosamente y no podía moverse con ocho mantas encima. —Help! —comenzó a gritar—. ¡Auxilio¡ ¡Mis propios hermanos me han sepultado! Aider! Lagundu! ¡Llamen una grúa para que me libere de esta montaña de amor!
REMIGIO SOL 2014 ©
MmE PERMITÍ COPIARLO EN MI BLOG http://tato-y-avellaneda.webnode.com/news/montaña-de-amor/
FERVIENTE IMAGINACIÓN Y MUY BUEN DECORADO
Mil gracias por tan fina distinción, amigo Raultato.
Me llevo el enlace enterito Remigio… está precioso,
un abrazo,